Madrugada de domingo.

Aqui en mi habitacion, espero al alba y con ella, un remedio para la dulce hipocresia de esta sociedad. La de levantarse todos los dias y observar la ironia del mundo, que protege a ignorantes poderosos mientras niños inocentes sufren su codicia. La de ver como poco a poco se le arrebata a la gente la poca libertad que tiene entre estas sucias cadenas. Y tambien la de observar como personas esclavas de si mismas, consiguen vivir su miserable vida sin derramar una lagrima ni sin al menos mirar a su projimo en signo de solidaridad. Pena me da ver en que se ha transformado la humanidad, que desde tiempos inmemoriales no ha sabido ponerse sino mas cadenas, pero no por eso dejaré de luchar por algo de luz en este tunel que es la realidad.